lunes, 27 de julio de 2009
Bender
No sé muy bien en qué minuto dejó de importarme que Benjamín desarmara mi bolso, abriera mi estuche con escasos maquillajes, tomara mi celular y quizás borrara algunos audios de la grabadora. En que minuto se transformó en normal sentir una vibración en el ojo derecho, y peor aún en que minuto dejé de fumarme un cigarro a la semana con A, de compartir un té o un vaso de jugo. OK, lo admito, en qué minuto se transformó en pasado esas noches de borracheras cantando The Beatles soñando con un futuro mejor, el par de inocentonas. No sé en que maldito minuto me transformé en Bender.
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