Este invierno ha sido particular, diferente, extraño. He tomado menos chocolate caliente, me he abrigado más, he encendido la estufa todos los días.
Hace unas semanas que R recurrentemente menciona que los seres humanos pasamos también por estaciones. Él se autoreconoce en invierno y la primera vez que me preguntó, le dije que yo estaba como siempre al medio... entre invierno y una estación no definida. Sin embargo, esta semana la lluvia inundo mi inestable estado de ánimo y creo que estoy en pleno invierno. Aceptando y adaptándome a cambios e imposiciones.
Para levantarme un poco el ánimo o más bien para poder levantarme y no pasar nuevamente acostada todo el día, decidí actuar como una niña e ir a la peluquería. Acepté esos consejos de revistas para mujeres que dicen que ir a peluquero es casi un acto sicomágico donde cada mechón que cae a las blancas baldosas son pesos espirituales que dejas acumulados en alguna bolsa de basura.
Mi pelo, descuidado como mi cutis, mis uñas y quizás un poco mi vestimenta, fue en algo de más de media hora considerablemente mejorado. Un masaje, que me costó un ojo de la cara, pero que según el peluquero me quitaría esa apariencia triste y desarreglada me alegró la mañana. Después, vino una avalancha de preguntas ¿qué quieres? ¿Cuántas veces te cepillas el pelo? ¿Para que lado te haces la partidura?, Creo que no respondí a cabalidad ninguna. ¡Quiero solo que mi pelo se vea mejor y quiero un flequillo!, respondí entre risas.
En 20 minutos era otra. Ambos concluimos, el peluquero y yo, que mi cabello es taimado y que no hay que llevarle la contra.... Mira tú, se parece a alguien que conozco, pensé, mientras nuevamente me llenaba de nuevas preguntas. ¿Te gusta el flequillo o lo prefieres más corto? A esas alturas, rendida a las tijeras del joven, le dije... elige tú. Un par de retoques más y estaba lista.
Al parecer algo de razón tienen esos consejos baratos de aquellas revistas rosadas.
domingo, 2 de agosto de 2009
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1 comentario:
excelente post, Sofi!
creo que tiene que un corte de pelo es por esencia un acto de empoderamiento femenino. lo he visto en mí y en muchas amigas. una vez, me corté el pelo muy corto, sólo para probarme a mi misma que no me importaban las críticas. no me quedó muy bien el pelo esa vez, pero me sirvió.
estoy segura que te servirá el corte. y disfrutarás de tu invierno, y las turbulencias anímicas que eso conlleva (que, incluso, tb son disfrutables)
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