Santiago se transforma en lo soñado: mucho frío, lluvia e incluso nieve, que mejor!, si hasta me siento en Siberia.
Creo que tengo que secar mis zapatillas, ayer después de ir a la Isla (local muy acogedor y agradable aledaño a la plaza Ñuñoa, donde se puede disfrutar de un Tom Collins a 1500, escuchar música francesa y disfrutar de los paseos de un gato) llegue con mis pies empapados.
El motivo de nuestra visita a la Isla esta vez fue el cumpleaños de J, quien cumplió 23 años. Queremos dos mojitos y un Tom Collins, cómo siempre, le dijimos al joven con voina que nos atendió.
Creo que conversamos sobre el amor gran parte de la tarde, del amor fraternal e incondicional que solo te puede proporcionar un amigo. La amistad es un regalo, un privilegio ¡que afortunadas somos! concluimos. Cuando el frío amenazaba a los transeúntes en la calle, cuando seguramente más de alguien se moría de frío, cuando probablemente el paradero de la 303 y 307 estaba repleto, nosotras tres disfrutábamos de una sincera conversación, no hay nada mejor que de vez en cuando estar en una isla, olvidar que la tierra sigue girando, y parar a observar lo que hacemos y lo que dejamos de hacer.
Me agradan las islas, y mientras no pueda conocer una que esté rodeada de agua, creo que la que visitamos ayer, por mí, está bien.
(Fotografía: www.zonalibre.org)
3 comentarios:
a mí también me encantan las islas. también lo bien que lo pasamos ayer
te adoro, mujer!
Pero el aliño de eso vino cuando papá mono apareció en escena... jajajajaja
"Ahí se ven los amigos", le dije a Daniel, y ahí nos vimos.
Beso!
Claro, el aliño (palmera y plantas tropicales) llegó con los dos machos alfa (beta, gama... lo que sea) de esta manada de féminas.
Las quiero chicas... las islas son agradables... pero solo en muy buena comàpañía... como la de esa noche.
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