martes, 11 de septiembre de 2007

Bienvenido a Noruega



Creo ser de esas personas que les encanta el sol sólo que, de preferencia, detrás de unas gordas nubes. Para mi, el sol tiene una significación similar a la que le otorgo a los gatos o las guaguas, bonito pero entre más lejos mejor.

Hace unos días recibimos en casa la visita de Jaime- prototipo perfecto de padre, no sé por qué mi mamá desaprovechó a este gran hombre cuando eran jóvenes- y durante cerca de una hora nos contó sobre su último viaje.

Como es costumbre le pregunté de todo: transporte público, clima, fisonomía de los noruegos, idioma, en fin todo lo que se me vino a la cabeza. Entre tanta descripción me contó que luego de tener un arduo día de trabajo, llegaba a casa a dormir, por supuesto, bajo un radiante sol. ¿Qué? Fue mi reacción. Luego recordé que hace unos años vi la película “Los Amantes del Círculo Polar” donde ocurría algo parecido. Las tierras noruegas, ex vikingas, no tienen esto que nosotros y que tanto amamos llamado noche. Noruega es conocida como la tierra del sol de medianoche, porque debido a su ubicación nórdica parte del país se encuentra por encima del círculo ártico, en palabras simples: en verano el sol no se pone y en invierno, algunas localidades, permanecen en plena oscuridad por períodos prolongados.

Me parece tan extraño solo pensar vivir sin la noche. Considerando que me cuesta dormir, que sería de mi si no existiera la noche. Creo que tal vez me compraría cortinas negras, o quizás una caja de diazepam. Quién sabe, tal vez me deprimiría o quizás me convertiría en un vampiro.

Que raro no! Las concepciones de mundo son tan disímiles entre nosotros, e increíblemente el ambiente donde vivimos influye y afecta sobre nuestra personalidad. Cuando viaje a Noruega aunque parezca absurdo le preguntaré al primer residente ¿Cómo lo hace usted?, me dirá: ¿A qué te refieres?. Y yo le responderé: a vivir ¿cómo lo hace para vivir sin la noche o sin el día?.


Mientras no viva en Noruega creo que mantendré mis cortinas amarillas, seguiré disfrutando de aquellos días nublados, continuaré usando bloqueador casi todos los días del año, y seguiré adorando a nuestra querida y siempre ponderada noche.

2 comentarios:

Sebasfunk dijo...

¿Cómo se vive en esas condiciones?
Respuestas -potenciadas por mi ñoñerias-

Cuando el día es prolongado: se vive con la agobiante forma que lleva a estresar al extremo a Al Pacino en "Insomnia".

Cuando la noche es prolongada: se vive con el temor constante de los habitantes que pululan por "30 days of night". Miedo que caracterizaste en cierta parte del texto.

Pero a fin de cuentas, una de las características más representativas del ser humano es vivir como un organismo de costumbres. Uno se adapta al medio. Así como los habitantes de Punta Arenas se sienten incómodos, cuando vienen a Santiago, al ver la Cordillera de los Andes hacia el oeste, pero al cabo de un tiempo terminan por asimilarlo.

Costumbre, woman, todo está en la maldita costumbre.

agua.con.sal dijo...

la stefy decía algo muy sabio: el hombre es un animal de costumbres.
y así no más es.

te quiero, amiga